En la actualidad poco se habla del amor. Quiero decir, del amor verdadero. En la televisión y el cine se muestra un amor pasajero, lleno de ilusión. Se habla de traiciones y pérdidas, o se introduce la idea de un amor físico, sin ningún vínculo real con otro ser humano.
El amor, no obstante, va mucho más allá de un sentimiento efímero o de una pasión física. El amor es un regalo de Dios para el ser humano. El verdadero amor comienza en Él. Ese amor capaz de sacrificarse por el bien del otro, sólo el Señor puede otorgar algo tan sublime.
El amor trasciende a las circunstancias y supera los obstáculos. El amor es una llama que arde a pesar de las tempestades. El tiempo no lo apaga. Dice en la Biblia que "el amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor... tood lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta" (1 Corintios 13:4-8)
Y es por esta razón que un mundo egoísta, no conoce el amor verdadero. Para conocerlo, tenemos que acercarnos a Dios y, al aprenderlo de Él, podremos reflejarlo a los demás.
lunes, 27 de diciembre de 2010
viernes, 29 de octubre de 2010
¡Cuántas veces!
¡Cuántas veces olvidamos su presencia en la mañana! El
día comienza y nos dirigimos a nuestras actividades sin prestar atención a su voz que trata de llamar nuestra atención, por medio de un hermoso amanecer o el camto de las aves.
¡Cuántas veces olvidamos su amor en los buenos momentos! Nos hallamos tan ocupados por las muchas bendiciones que hemos recibido y no reflexionamos en que sin Él no seríamos nada.
¡Cuántas veces olvidamos su intervención en las dificultades! Cuando atravesamos luchas, problemas y reclamamos. Quizás las cosas hubieran sido peor si su mano no estuviera guiando nuestros pasos. Ni agradecemos su ayuda.
¡Señor, no permitas que vivamos sin que ocupes el primer lugar en nuestros pensamientos, emociones y actitudes!
martes, 20 de julio de 2010
¡Qué final!
El domingo pasado, disfruté de un encuentro maravilloso: la final de la copa del mundo. Los oponentes fueron la selección holandesa contra la española. El partido estuvo cargado de intensidad y en la atmósfera se respiraba tensión. Ambos contendientes poseían el talento suficiente para conseguir el triunfo.
No hubo goles durante el tiempo reglamentario, pero sí muchas faltas por parte de Holanda, cuyos jugadores fueron traicionados por los nervios. El gol apareció en los últimos minutos del tiempo extra y fue una agradable sorpresa para la afición española, quien ya imaginaba que el campeón sería definido por una serie de penales.
Creo que lo mejor de este encuentro fue la actitud demostrada por los españoles, ellos no se inmutaron frente a las constantes amonestaciones de los holandeses (bueno, no mucho) y continuaron esforzándose para obtener lo que muchos consideraban imposible.
El tanto de Iniesta, fue emotivo en todos los aspectos. España sabía que había conseguido el triunfo; las lágrimas del capitán y portero Casillas, representaron el sudor y el esfuerzo que aquellos jóvenes invirtieron para alcanzar las estrellas. Se convirtieron en un ejemplo para todos los que luchas por obtener un sueño, aunque sea, en apariencia, imposible.
No hubo goles durante el tiempo reglamentario, pero sí muchas faltas por parte de Holanda, cuyos jugadores fueron traicionados por los nervios. El gol apareció en los últimos minutos del tiempo extra y fue una agradable sorpresa para la afición española, quien ya imaginaba que el campeón sería definido por una serie de penales.
Creo que lo mejor de este encuentro fue la actitud demostrada por los españoles, ellos no se inmutaron frente a las constantes amonestaciones de los holandeses (bueno, no mucho) y continuaron esforzándose para obtener lo que muchos consideraban imposible.
El tanto de Iniesta, fue emotivo en todos los aspectos. España sabía que había conseguido el triunfo; las lágrimas del capitán y portero Casillas, representaron el sudor y el esfuerzo que aquellos jóvenes invirtieron para alcanzar las estrellas. Se convirtieron en un ejemplo para todos los que luchas por obtener un sueño, aunque sea, en apariencia, imposible.
miércoles, 7 de julio de 2010
Lecciones del futbol
Creo que cada cuatro años sufro de una terrible enfermedad que no puedo —y quizás no deseo— evitar: la copa mundial de la FIFA.
Desde que tengo memoria la he disfrutado. El primer partido del que tengo memoria fue una final entre Italia y Brasil, no estoy segura en que año; recuerdo la emoción que impregna el encuentro, las personas observando expectantes a la acción en la cancha, la tensión que se vivió en el descenlace... Fue ahí donde me contagié.
Lo bueno es que esta fiebre sólo aparece cada cuatro años. En esta ocasión, no obstante, he contemplado ejemplos dignos de analizar por las actitudes que revelan en el carácter del ser humano, y de los que hablaré en entradas posteriores.
Estoy feliz —y triste a la vez— porque el domingo termina mi convalecencia. Tendré que esperar algunos años más.
Desde que tengo memoria la he disfrutado. El primer partido del que tengo memoria fue una final entre Italia y Brasil, no estoy segura en que año; recuerdo la emoción que impregna el encuentro, las personas observando expectantes a la acción en la cancha, la tensión que se vivió en el descenlace... Fue ahí donde me contagié.
Lo bueno es que esta fiebre sólo aparece cada cuatro años. En esta ocasión, no obstante, he contemplado ejemplos dignos de analizar por las actitudes que revelan en el carácter del ser humano, y de los que hablaré en entradas posteriores.
Estoy feliz —y triste a la vez— porque el domingo termina mi convalecencia. Tendré que esperar algunos años más.
jueves, 27 de mayo de 2010
Caminos
En la vida, hay momentos cuando nos hallamos frente a una encrucijada sin saber cuál camino tomar. ¿Será mejor permanecer donde estamos? ¿Habría que virar? ¿Regresar? La respuesta nunca es simple, pero es indispensable llegar a ella, de lo contrario, nos estancaríamos.
¿Porqué provoca temor levantarse frente a una decisión determinada? Hay que sobreponerse a la falta de autoestima y respirar profundo, siguiendo adelante. Los cambios son buenos, nos repetimos, aún así, el miedo no se aleja, ¿hay alguna fórmula mágica para deshacernos de estas emociones destructivas?
El miedo nos destruye sutilmente, si permitimos que nos domine nos llevará a un abismo obscuro y sin salida, es inadmisible. Pero... está presente... la única opción es olvidarlo, alzar la vista, usar la fe y confiar en que Dios guía nuestros pasos a donde vayamos.
¿Porqué provoca temor levantarse frente a una decisión determinada? Hay que sobreponerse a la falta de autoestima y respirar profundo, siguiendo adelante. Los cambios son buenos, nos repetimos, aún así, el miedo no se aleja, ¿hay alguna fórmula mágica para deshacernos de estas emociones destructivas?
El miedo nos destruye sutilmente, si permitimos que nos domine nos llevará a un abismo obscuro y sin salida, es inadmisible. Pero... está presente... la única opción es olvidarlo, alzar la vista, usar la fe y confiar en que Dios guía nuestros pasos a donde vayamos.
sábado, 24 de abril de 2010
El Bargueño / Keila Ochoa Harris
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Como analista literario, es mi deber realizar una búsqueda exhaustiva en cualquier obra que decida reseñar para indagar sobre su estructura, la intención del autor, la ideología que presenta y muchos otros aspectos que brindarían una aportación a la interpretación de la novela. Sin embargo esta no es la intención en esta ocasión.
Leer el libro de Keila buscando aspectos literarios en mi opinión sería una equivocación; claro que es importante aclarar que su esquema discursivo en dos líneas narrativas simultáneas está bien logrado y el intercambio en el tiempo y el espacio que se realiza durante la trama mantiene despierto el interés del lector desde el inicio hasta el final.
No obstante, lo mejor de la obra yace en el tema central que aborda, ¿se puede reconstruir la vida después de que todos los sueños han sido destruidos? La autora retoma un aspecto universal en la vida del ser humano, pues es parte de la madurez enfrentar decepciones fuera de nuestro control, y es en el presente, un conflicto tan real como lo fue hace cuatrocientos años. Dos hombres y dos mujeres cuyas historias se unen por el hilo conductor de un bargueño, un mueble que guarda dentro de sí sus anhelos y sus tristezas. No podemos dejar de mencionar el interés histórico que nos ofrece del virreinato, vida, cortejo, entretenimiento y religión, especialmente sobre los jesuitas.
La narración envuelve a los lectores, es imposible dejar el libro hasta llegar al desenlace, cada una de sus páginas es una ventana hacia México, desde su formación hasta el día de hoy. Recomiendo la lectura de esta obra tanto por su calidad literaria como su profundidad, su mensaje remueve algo en el alma, desde que, todos nosotros, alguna vez vivimos algún sueño roto.
jueves, 22 de abril de 2010
El paso del tiempo
Mientras leía el poema anterior me sorprendió pensar que fue escrito hace cientos de años. Esa es una de las bellezas de la literatura, a través de un libro es posible viajar por el tiempo mucho antes de que si quiera hubieramos soñado en haber nacido. No sé quien escribió dicha obra, pero no me explico cómo es posible que sienta que nuestros corazones laten al mismo ritmo, que cada verso, rima y todo el contenido, refleja un poco de mi alma.
Desearía que mi escritura trascendiera más alla del tiempo y las distancias y que, tal vez, en cientos de años, alguien sienta que su corazón late igual al mío.
Desearía que mi escritura trascendiera más alla del tiempo y las distancias y que, tal vez, en cientos de años, alguien sienta que su corazón late igual al mío.
Soneto / Anónimo
No me mueve, mi Dios para querete
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.
Tú me mueves, Señor; muéveme el verte
clavado en esa cruz y escarnecido;
muéveme el ver tu cuerpo tan herido;
muévenme tus afrentas y tu muerte.
Muéveme, en fin, tu amor en tal manera
que, aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y, aunque no hubiera infierno te temiera.
No me tienes que dar porque te quiera;
que, aunque cuanto espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.
Antología de la lírica renacentista
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.
Tú me mueves, Señor; muéveme el verte
clavado en esa cruz y escarnecido;
muéveme el ver tu cuerpo tan herido;
muévenme tus afrentas y tu muerte.
Muéveme, en fin, tu amor en tal manera
que, aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y, aunque no hubiera infierno te temiera.
No me tienes que dar porque te quiera;
que, aunque cuanto espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.
Antología de la lírica renacentista
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